Posguerra de la Segunda Guerra Mundial

«Tres Grandes» durante la Conferencia de Yalta: Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Iósif Stalin.

La posguerra de la Segunda Guerra Mundial es el período de la historia que siguió al fin de ese conflicto bélico internacional. Estuvo definida por el declive de los imperios coloniales europeos y el surgimiento simultáneo de dos superpotencias: la Unión Soviética (URSS) y los Estados Unidos (EE. UU.).[1]Aliados durante la guerra, los EE. UU. y la URSS se convirtieron en competidores en el escenario mundial y se involucraron en la Guerra Fría, llamada así porque nunca dio lugar a una guerra abierta y declarada entre las dos potencias, sino que se caracterizó por el espionaje, la subversión política y guerras indirectas. Europa Occidental y Japón se reconstruyeron a través del Plan Marshall estadounidense, mientras que Europa oriental cayeron bajo la esfera de influencia soviética y, finalmente, detrás de una "cortina de hierro". Europa se dividió en un bloque occidental liderado por Estados Unidos y un bloque oriental liderado por los soviéticos.

Internacionalmente, las alianzas con los dos bloques cambiaron gradualmente, con algunas naciones tratando de mantenerse al margen de la Guerra Fría a través del Movimiento de Países No Alineados.[2]​ La guerra también vio una carrera armamentista nuclear entre las dos superpotencias. Parte de la razón por la que la Guerra Fría nunca se convirtió en una guerra "caliente" fue que la Unión Soviética y los Estados Unidos tenían disuasivos nucleares entre sí, lo que condujo a un punto muerto bajo la doctrina de destrucción mutua asegurada.

Como consecuencia de la guerra, los Aliados crearon las Naciones Unidas, una organización para la cooperación internacional y la diplomacia, que reemplazaría a la Sociedad de Naciones.[1]​ Miembros de las Naciones Unidas acordaron prohibir las guerras de agresión en un intento por evitar una Tercera Guerra Mundial. Las grandes potencias devastadas de Europa occidental formaron la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que más tarde se convirtió en la Comunidad Económica Europea y, en última instancia, en la actual Unión Europea. Este esfuerzo comenzó principalmente como un intento de evitar otra guerra entre Alemania y Francia mediante la cooperación e integración económica, y un mercado común para importantes recursos naturales.

El final de la guerra también aumentó la tasa de descolonización de las grandes potencias con la independencia otorgada a la India (del Reino Unido), Indonesia (de los Países Bajos), Filipinas (de los Estados Unidos) y una serie de naciones árabes, principalmente de los derechos específicos que se habían otorgado a los grandes poderes de los Mandato de la Sociedad de las Naciones en la era posterior a la Primera Guerra Mundial, pero que a menudo existían de facto mucho antes de esta época. La independencia para las naciones del África subsahariana llegó más lentamente.[1]

Las secuelas de la Segunda Guerra Mundial también vieron el aumento de la influencia comunista en Asia, cuando el Partido Comunista Chino salió victorioso de la guerra civil china en 1949, dando origen a la República Popular de China, que tuvo influencia en otros conflictos en la región, como la guerra de Indochina y la guerra de Corea.

  1. a b c MacMillan, Margaret (11 de septiembre de 2009). «Rebuilding the world after the second world war». The Guardian (en inglés). Londres: Guardian News and Media. Consultado el 3 de mayo de 2020. 
  2. Vega, Miguel (3 de octubre de 2015). «El Movimiento de Países No Alineados». Descubrir la Historia. Consultado el 3 de mayo de 2020. «éste nació como un conglomerado de Estados cuyo punto en común era su rechazo a posicionarse en uno de los dos grandes bandos en que se hallaba dividido el mundo a partir de mediados del siglo XX: la órbita de la URSS y el mundo capitalista encabezado por los Estados Unidos.» 

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